domingo, 16 de marzo de 2014

UNIDAD: ACUSAR AL BOMBERO POR EL INCENDIO

EL FA, MODELO DE UNIÓN PARA LAS NUEVAS IZQUIERDAS EUROPEAS

Los que conocemos al FA desde chiquitos, sabemos que la unidad es siempre complicada. Sabemos que los consensos casi siempre son hijos de la negociación, ergo: no son espontáneos. Eso es lo más natural en un frente que integra diferentes partidos y movimientos. 

Es interesante notar cómo en Europa están tomando al FA como modelo organizativo a seguir para lograr la unión de las izquierdas que habían quedado totalmente disgregadas tras más de una década de “revisionismos” y de conversiones liberales de todo orden. (El caso italiano es prototípico de una izquierda que termina suicidándose por su conversión total a la socialdemocracia).

Sin embargo, hace unos años, en Francia nace el Front de Gauche que reúne escindidos del gran partido tradicional PS que de socialista no le queda más que el nombre, el Partido Comunista francés (uno de los que no se convirtió a la socialdemocracia) y unos cuantos partidos menores venidos de ámbitos tanto ecologistas, como escisiones de partidos de ultra izquierda que asumen la posibilidad de ser izquierda de gobierno y no más izquierda de estricta denuncia. Ellos explícitamente citan al FA como modelo de organización, pero la diferencia central quizás radique en que no se incorporan en sus filas los socialdemócratas, por la sencilla razón de que ellos están llevando adelante las mismas políticas que la derecha (en materia económica), que el Front de Gauche naturalmente rechaza y a las cuales opone una serie de propuestas inéditas dignas de estudio para todos nosotros. 

En Inglaterra viene de nacer hace apenas unos días Left Unity, frente de izquierdas inglesas que se juntan por primera vez con el director de cine Ken Loach como principal figura visible. Si bien los laboristas nunca fueron lo que se diga marxistas, lo cierto es que el Blairismo terminó por enterrar cualquier posibilidad de asimilación de ese partido al más mínimo concepto de izquierda que se pueda pensar.

Die Linke (la izquierda) en Alemania, había abierto la ruta a este tipo de frentes que se propagan como reguero de pólvora en el viejo continente. Es cierto que algunos errores estratégicos hicieron que su propuesta original se empantanase ligeramente, pero eso es harina de otro costal. 

 
Syriza en Grecia, con una propuesta claramente de izquierda estuvo a muy poco de lograr formar gobierno en las últimas elecciones, y si no lo logró fue precisamente porque los sectores socialdemócratas, prefirieron aliarse con la derecha que con ellos. Sin embargo, ha logrado imponerse como el principal partido de izquierda, dejando a los socialdemócratas lejos atrás. 

Podríamos seguir citando ejemplos, pero estos son suficientes como para reivindicar que el Frente Amplio uruguayo mostró con el ejemplo la posibilidad cierta de unión de las izquierdas para lograr un objetivo común: la transformación social que condujera a una sociedad más justa económica y socialmente. El FA nunca fue un fin en sí mismo, sino una herramienta para esos cambios. Eso es lo que nuestros hermanos europeos han comprendido y asimilado de nuestro humilde ejemplo.


¿PELIGRA LA UNIDAD DEL FA?

Sin embargo, ¡Cuánto más fácil es mantener la unidad cuando se es oposición que cuando se es gobierno! ¿Por qué? La respuesta es sencilla: del dicho al hecho, hay mucho trecho. Me explico: Cuando éramos oposición bastaba tener un programa común que nos amparara a todos, que representara el grueso de nuestras ideas, en donde si bien nadie podía decir que lo compartía 100%, también nadie podía decir que no lo representara en absoluto. Hijo de la negociación, el FA elaboraba programas de consenso general. Para lograrlo, nos poníamos de acuerdo en 10 o 12 cosas muy básicas que todos compartíamos. Fue bajo esas circunstancias que el FA gana por primera vez. Pero ahí viene el hecho. Tras el primer gobierno del FA nos dimos cuenta que el programa no era “palabra santa” para el compañero presidente, sino apenas una línea general de acción que podía o no cumplirse, según el gobierno lo decidiera. Ciertos aspectos del programa empezaron a desaparecer como por arte de magia de la operativa gubernamental (cuando no vetados lisa y llanamente). Ese fue el primer llamado de atención acerca del peligro que corría la unidad. 

El primer gobierno del FA tomaba el país en una situación tan lamentable que las políticas para sacarlo del pozo eran compartidas por todo el FA, de modo que no fue difícil para el compañero presidente poner en obra esas propuestas con pleno apoyo de toda la fuerza política. Dichas políticas se mostraron justas y así Tabaré termina su proceso con una enorme aprobación. 

Ya en el segundo período, no se trataba más de sacar el país del pozo sino de empezar a profundizar los caminos abiertos. Una vez más pudimos acordar un programa y una vez más vemos cómo el mismo es aplicado muy parcialmente, no ya según la voluntad del presidente, sino del equipo económico de gobierno, que por primera vez, no coincidían. Así, empezamos a notar que el poder real se ejerce más desde Economía que desde Presidencia. Ese es un constato que no todos esperábamos realizar. Este fue el segundo llamado de alerta acerca del peligro que corría la unidad, puesto que se instala una lucha entre ambas visiones, dejando al desnudo las diferencias que hasta entonces eran mucho menos visibles.

Paralelamente, ciertos grandes partidos, fundadores del FA comienzan a transformarse internamente. La caída del bloque socialista tiene todo que ver en ello.

Tras la caída del muro, el PCU queda desvencijado, sufriendo enormes rupturas. El shock que supuso el cuestionamiento de su propuesta de sociedad alternativa y la dificultad para encontrar algo más adaptado al mundo de hoy, lo ha reducido a una pobre expresión de sí mismo, apareciendo hoy en día, como poco capaz a la hora de proponer un modelo social diferente y por ende, con poco impacto en la sociedad, al tiempo que mantienen cierto grado de organización militante que le asegura un espacio de poder en la interna frenteamplista a través de los comités de base. Aparentemente el PIT CNT se muestra como un ámbito más propicio para la intuición comunista. Visto de afuera, pareciera que saben muy bien hacia donde no hay que ir, pero que no fueran capaces de dar una dirección alternativa, es quizás por ello que en el mundo obrero aún son tan eficientes, puesto que actúan más en la inmediatez (y qué bueno que alguien lo haga).

El PS por su parte, parece haber empezado a recorrer el mismo camino que sus hermanos europeos. Tras haber roto con la internacional socialista en el 60 por sus tendencias socialdemócratas y por la posición del PS francés en relación a la guerra de Argelia, pudo encarnar un fiel de balanza en el Frente Amplio, punto medio entre la izquierda y la derecha internas. Pero tras la caída del muro, en 1999 vuelven a entrar a la IS, dando una clara señal de afiliación a esas teorías que tanto tiempo rechazaron. Últimamente tras el alejamiento de Chiflet y Gargano, la cosa se acentuó. Hoy ya no pueden ser fiel de balanza, pues se han acercado tanto a ideas socio liberales que ya forman parte íntegra de esa corriente de pensamiento. Recordemos tan solo que Felipe Gonzáles, Blair, Zapatero, Hollande y Papandreu, entre otros, son miembros de la internacional socialista, y el estado de sus países, muestra los límites que en la práctica supone la aplicación de ese tipo de polítcas, fruto de la transformación de las ideas socialdemócratas hacia otras socio-liberales, aunque sea un eufemismo, puesto que no hay nada de social en el liberalismo.

La necrosis del PCU y la “derechización” del PS desestabilizan la correlación de fuerzas del FA. Surge entonces el MPP para rodear la figura de un gran caudillo popular como Mujica y que nuclearía a la izquierda del FA huérfana de partido, quizás por eso es un “movimiento”. Y por serlo, no tiene una clara ideología ni una sola dirección política. 

El que ganara la interna no solo se debe al liderazgo carismático, sino también a su posicionamiento como izquierda. Astori nunca ganó una interna. Eso no es un dato menor. 

Entonces ahora, tenemos dos Frente Amplios, sin fiel de balanza. La socialdemocracia sabe bien para dónde va, la izquierda aún no tanto, a falta de un profundo debate ideológico, todavía pendiente en nuestro país. Sin embargo, sabe bien para donde no quiere ir. Eso se manifiesta claramente en la rendición de cuentas: dos FA opuestos, sin consenso alguno.  Tercer llamado de atención sobre el riesgo que corre la unidad. 

Ahora, la imposición de Tabaré como candidato es como la gota que derrama el vaso. Representante de las corrientes más socialdemócratas, visto en los medios de comunicación (que responden al poder que ya sabemos) mañana tarde y noche, es propulsado por las encuestas. La dirigencia del frente parece vivir más en una encuestocracia que en una democracia,  propagan como virus la idea de que  con él se gana, o no se gana. Cualquiera que salga a la calle sabe que la gente de izquierda no está para nada contenta. Penúltimo llamado de atención sobre el peligro que corre la unidad. Nada hay más peligroso para la unidad que las imposiciones sean cuales fueren.

Si Tabaré llega a ser el candidato, será de una violencia tan inusitada para el FA que muchos izquierdista por primera vez no votarán al FA, siendo ese un primer quiebre, en este caso, entre las bases y sus dirigentes. Tras algunos años de gobierno de Tabaré en donde no es misterio para nadie que aplicará el programa que están urdiendo sus hinchas de la NAP, la gente de izquierda es probable que no soporte y se produzca otro quiebre. En este caso se cuestionará la validez del FA como la herramienta de los cambios.

Ante esta historia (que por otra parte ni siquiera en nueva en el mundo, pues es lo que ha pasado con muchos grandes partidos de izquierda de gobierno en países no tan diferentes al nuestro) es indignante observar cómo hay gente que dice que quienes alertamos sobre esto, somos quienes no queremos la unidad. Es como acusar al bombero del incendio.

Ante este cúmulo de señales que nos hablan del peligro que corre la unidad caben dos alternativas: o sentarse a esperar que suceda la fractura o hacer algo al respecto antes de que la misma sea inevitable. 

Quienes no queremos un segundo mandato de Vázquez, somos la primer línea de defensa de la unidad. El FA debe ser capaz de encontrar otro candidato que no esté tan adherido a una línea socialdemócrata, y que de antemano se sabe, cumplirá su programa no el del FA. Eso provocará la debacle tan temida.  El FA debe encontrar a alguien que pueda funcionar mejor como fiel de balanza o que al menos, su agenda sea la del programa y no la propia. Debe encontrar a alguien que quizás no sea tan amado por un sector, pero que al menos, no sea tan rechazado por otro. Eso aseguraría la preservación de la unidad al menos por un buen tiempo más.

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